A veces hay que perder para ganar, así se titula el artículo de hoy. Y es que a veces hay que perder para ganar, aunque resulte doloroso. Durante un tiempo lo viví en mis propias carnes, perdiendo a personas que me importaban. Solamente con el paso del tiempo me he dado cuenta que efectivamente, era necesario dicho aprendizaje grabado a fuego.
A lo largo de mi vida me he encontrado todo tipo de puertas cerradas, de sonrisas por delante y otro tipo de comportamientos por detrás, intereses y también más intereses. Pero he aprendido que en la vida aquellos que no arriesgan, no ganan y que los perdedores no existen porque tan solo se trata de experiencias aunque de diferente tipo.
Hoy en día está muy de moda el poner trabas a proyectos, ideas, propuestas y otras circunstancias similares, no digo que haya que regalar nada, bastaría con una postura en ocasiones simplemente ética.
A veces hay que perder para ganar, porque lo que hoy te hace llorar mañana podría alegrarte la vida.
A veces hay que perder para ganar, porque incluso aunque rompas con una relación contarías con una oportunidad más para potenciar tus cualidades, habilidades y disfrutar de la vida desde una postura mucho más feliz.
Si eres una de esas personas que en ocasiones te sientes un poco sola. Una de esas personas que otras veces piensas que no eres capaz de conseguir tus objetivos o simplemente lo ves todo demasiado complejo para intentarlo, que sepas que tienes mi más profundo respeto.
A veces hay que perder para ganar porque no es más grande el que siempre gana en la vida, el que consigue todo lo que se propone sino aquel capaz de superarse a él mismo cada uno de sus días.
A veces hay que perder para ganar como pasó ayer en el partido que enfrentó a la selección española de fútbol con Tahití, porque al menos para mí los jugadores de Tahití aunque no ganasen dieron una lección de comportamiento, actitud y sobre todo, de felicidad en la vida.
Porque está claro que la vida en muchas ocasiones es un poco dura pero si te das por vencido, te estarás impidiendo conseguir mejores momentos, más dulces, con emociones más positivas.